jueves, 11 de agosto de 2011

La Gran Depresión ¿os suena?



La crisis comenzó en agosto de 1929 en EE.UU. con un ligero descenso de la producción agregada (producción total). Este hecho, a su vez, contribuyó al episodio que más se relaciona con la Gran Depresión, el tan conocido crac bursátil de octubre de 1929. Si los efectos económicos se hubieran limitado a las secuelas provocadas por el hundimiento de la bolsa, la economía habría experimentado una recesión (periodo en el que el producto y el empleo están cayendo) a corto plazo.
Lo que convirtió a la Gran Depresión en un desastre a largo plazo fue la catastrófica subida del desempleo y el enorme descenso de la producción agregada que se produjeron tras el descalabro bursátil. En 1929, la tasa de desempleo (porcentaje de la población activa que no tenía empleo, era del 3,2%. En 1933 dicha tasa alcanzaba el 24,9%: uno de cada cuatro trabajadores estaba sin trabajo y muchas familias vivían de la caridad y comían en las cocinas populares. Muchas perdieron sus hogares y los barrios de chabolas crecieron a lo largo y ancho del país. Los conflictos laborales eran constantes pues los trabajadores se sentían traicionados por la economía de mercado (economía en la cual las decisiones sobre producción y consumo las toman los productores y consumidores individuales).Acompañando al hundimiento del empleo se produjo el del Producto Interior Bruto (PIB) real (que mide la producción agregada). El PIB cayó un 27% entre 1929 y 1933.
Fue una época de pobreza, una miseria inesperada en inmensa, más inesperada todavía porque en la década anterior, los felices años veinte, se había logrado una prosperidad y una riqueza sin precedentes.
Aunque finalmente la economía salió adelante, el proceso de recuperación fue muy lento. El PIB no alcanzó el nivel de 1929 hasta 1936 y hasta 1941 la tasa de desempleo no bajó del 10%. Sólo volvió la prosperidad al comienzo de la II Guerra Mundial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario